Las rodillas de Ronaldo

Tendemos a pensar que los héroes de las rodillas maltrechas somos los que corremos distancias largas, sea en su versión rápida, media o en la versión infantil. Estas que aparecen en la fotografía son las rodillas de Ronaldo Nazario, el Ronaldo del Barsa, Inter, del Madrid … 

Su imagen se ha visto trivializada muchas veces. Se decía que si no entrenaba lo suficiente, se le acusaba de gordo como si se pudiera acusar alguien de ser gordo y también se le acusaba de pegarse la gran vida  frecuentando bellezas y lugares de mucho lujo. La semana pasada volvió a salir multitudinariamente en rueda de prensa como en sus mejores tiempos. El motivo fue anunciar su retirada del fútbol tras dieciocho años en activo, al  no poder soportar más  el dolor que le causan sus rodillas al lesionarse, rehabilitarse o simplemente entrenar. Debe ser un dolor superlativo. Entre otros horrores se cuenta el haberse roto  el tendón rotuliano de la pierna izquierda en 2000 y el de su pierna buena, la izquierda en 2008  lo que le tuvo alejado del fútbol  un año por cada rodilla. Estas son las más graves, pero tuvo otras muchas “solo” graves.  Duele solo pensarlo. Las causa parecen claras; el ser delantero, el ser uno de los mejores del mundo y recibir recurrentes patadas, la potencia brutal de sus arrancadas pero sobre todo, y como alguna vez oí decir, el tener una musculatura descomunal cosida con alambres. Con tendones que no eran capaz de soportar esa fuerza.  También se ha hablado de toma de esteroides en su época de juvenil.

En este Ronaldo Nazario, que siempre me ha parecido un buen hombre, se juntan tres características que no son excluyentes pero que hacen una extraña mezcla: Excelencia, trivialidad y dolor.  Creo que los carreristas populares no tenemos mucho en común con Ronaldo, pero el dolor puede llegar a unir a personas dispares.