Speedy Carlos

Carrerita del jueves por la tarde. A sudar la gota gorda desde los estiramientos. Como no hay prisa, trote cochinero durante una hora. Ah !! y sin cuestas. Todo llano junto al camino de la M30 y vuelta por la arboleda del fondo que da a Sainz de Baranda. Una hora. O eso pensaba yo. Hacia el minuto cuarenta más o menos después de cruzar la puerta de acceso al parque viejo, veo el recio trotar de Carlos. No lo había vuelto a ver desde el día de la maratona. Carlos seguramente sea el corredor más rápido del parque. Vamos que si un día a alguien le diera por cronometrar al más rápido de la semana, Carlos toca chapa seguro. Así que me lo pienso dos o tres veces y … ¡ Venga vamos a ver lo que aguantamos a Carlos! Lo que él quiera claro. Evidentemente no tuvo más remedio que bajar el ritmo porque para competir contra Oscar o contra mi hay que bajar el ritmo. Eso está claro. Además de ir a toda pastilla, el tío sube escaleras también a toda pastilla. Hasta hoy subir escaleras y correr me había parecido algo incompatible. Todo esto sin parar de hablar. Al poco rato me faltaba el aire para poder decir lo que tenía que decir, así que por momentos no sabía ni lo que decía. Y otra cuesta y ahora para abajo, cuidado un perro suelto. A los quince minutos y aprovechando que pasábamos cerca de una de las salidas me escabullí. Quince minutos a ese ritmo para mi es suficiente además de un triunfo.

Y en el césped, junto a la puerta, había unas chicas tomando el sol. Llega el verano. Empiezo a recuperar el resuello. He sobrevivido a Carlos. Speedy Carlos.

Jaal