Los runners intentaron conseguir una entrada para la carrera de Aranjuez pero no había ninguna disponible ni por reventa, ni por cancelación, ni por nada, así que se colocaron en la línea de salida hacia la mitad.
La de esta mañana ha sido una carrera que se puede decir funcionarial, en lugar de ir a misa pues una carrerita. Hemos salido del paseo del Príncipe y recorrido ese itinerario casi completamente llano a piñón fijo, se coge un ritmo y se intenta mantener hasta el final. Dicho y hecho, trotecillo para comenzar, trotecillo para finalizar. Sin embargo hacia el kilómetro seis saltó la sorpresa, lo inesperado, han aparecido por la derecha unos pavos reales y unos metros más allá, al runner Jaime la ha caído algo a la cabeza. No algo doloroso, si no más bien líquido, plastoso. Al pasar la mano por encima era fácil apercibirse de que aquello era mierda.
- No jodas que se te ha cagado uno de esos.
- No. Debe ser ave más ligera, pero montaraz y feral.
Antes se había encontrado con un corredor que podía ser su doble, tanto por vestimenta como por edad y encarnadura. Y despues, al finalizar , como los runners suelen ser gente educada, al cruzar la meta se lanzaron de cabeza por el primer hueco que les permitiera salir de la zona de chips para que no hubiera dudas sobre su honestidad de correteadotes sin dorsal. Traspasaron la valla y se encontraron directamente en los aledaños de podio y un señor con bigote les indicaba el camino a seguir a la acera.
- ¿Hace una de esas copitas?
- No. Mejor más adelante.
Llegaron entre los cien primeros al aparcamiento dispuesto al efecto. Cómo lo oís, entre los cien primeros.
- ¿Y la carrera que tal?
- Muy bien, menos de una hora.
- Máquinas ¡!!!
La de esta mañana ha sido una carrera que se puede decir funcionarial, en lugar de ir a misa pues una carrerita. Hemos salido del paseo del Príncipe y recorrido ese itinerario casi completamente llano a piñón fijo, se coge un ritmo y se intenta mantener hasta el final. Dicho y hecho, trotecillo para comenzar, trotecillo para finalizar. Sin embargo hacia el kilómetro seis saltó la sorpresa, lo inesperado, han aparecido por la derecha unos pavos reales y unos metros más allá, al runner Jaime la ha caído algo a la cabeza. No algo doloroso, si no más bien líquido, plastoso. Al pasar la mano por encima era fácil apercibirse de que aquello era mierda.
- No jodas que se te ha cagado uno de esos.
- No. Debe ser ave más ligera, pero montaraz y feral.
Antes se había encontrado con un corredor que podía ser su doble, tanto por vestimenta como por edad y encarnadura. Y despues, al finalizar , como los runners suelen ser gente educada, al cruzar la meta se lanzaron de cabeza por el primer hueco que les permitiera salir de la zona de chips para que no hubiera dudas sobre su honestidad de correteadotes sin dorsal. Traspasaron la valla y se encontraron directamente en los aledaños de podio y un señor con bigote les indicaba el camino a seguir a la acera.
- ¿Hace una de esas copitas?
- No. Mejor más adelante.
Llegaron entre los cien primeros al aparcamiento dispuesto al efecto. Cómo lo oís, entre los cien primeros.
- ¿Y la carrera que tal?
- Muy bien, menos de una hora.
- Máquinas ¡!!!
Llegada a la meta de las máquinas.
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