Al salir a correr populares suceden cosas. No es que durante un día de no carrera no pase nada sino que la propia carrera, la multitud y el entorno emborracha la mente y hace percibir la realidad de otra manera. Estas son algunas realidades de ayer:
- A los cincuenta metros de la salida una señora se estaba atando los cordones de las zapatillas en medio de la calzada. Detrás venía una marabunta de corredores que algunos la verían y otros no.
- Un poco más adelante un correteador ligero y al parecer aficionado al esquí, iba sorteando compañeros de fatigas como si se tratasen de puertas de slalom, en La Pinilla pongamos por caso. En este caso las puertas de slalom se movían y podían tirar al osado esquiador carreril.
- Al llegar a la Puerta del Sol y a la altura de la calle de Montera habría un grupillo de personas apoyadas en una valla y bebiendo algo contenido en una botella de whiskie, a morro por supuesto. A lo mejor era whiskie pero a esas horas pudiera ser moscatel que asienta más la presión sanguínea.
- Al bajar por la calle Mayor nos encontramos con algo que habíamos pisado montones de veces pero que nunca habíamos reparado. En un tramo considerable de la calle hay adoquines !!!!.
- También en la calle Mayor, se cruzó un mendigo tirando de cubo de basura solo atento a su circunstancia. Para que más con la que estaba cayendo.
- Al runner Jaime le adelantó un señor tan cargado de espaldas que parecía estar echándole un pulso a la ley de la gravedad.
- La subida de Alfonso XII se hizo larga y los últimos dos kilómetros más todavía.
- A los motoristas del principio de la carrera parece que les dieron un plano a boli de la carrera y recortaron trescientos metros. Antes, se debió acabar la tinta.
- Y además en la llegada ves al Chema Martínez repartiendo besos y abrazos más fresco que una lechuga. Cosas de los atletas de categoría.
.... el reloj todavía no marcaba las once de la mañana.
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