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lunes, 22 de octubre de 2012

Carlos Soria en la ciudad - Trilogía de la montaña



Sobre Carlos Soria sabía lo justo. Que era un alpinista cargado de años que se había propuesto subir los catorce ochomiles que existen. Que en Mayo pasó algo climatológico en el Annapurna que le impidió llegar a la cumbre y que hace unos días ha vuelto a ocurrir algo parecido en el Dhaulagiri. Hasta el día de hoy lleva subidas once de las catorce cimas. La última fue el Lhotse en 2011. Nació en 1939. Este año habrá cumplido 73 años. Se puede entender que esta es una carrera contrarreloj de la biología contra la montaña. Hay más datos relevantes. En 1975 participó en la primera expedición española que ascendió un ochomil.  En 1990 logró su primer ochomil en el Nanga Parbat. De la primera cita han pasado treinta y siete años, de la segunda veintidós. Se puede decir que han pasado treinta y siete años desde la primera vez que intentó un reto de estas características. Esto es tener constancia.
Una tarde de Domingo me encontraba escuchando la radio en la que emitían una entrevista a Carlos Soria. Contó que esto del alpinismo era una afición que tenía desde muy joven,  pero que el trabajo al que se había dedicado durante toda su vida era el de tapicero. Contó que era una persona inquieta y que procuraba hacer ejercicio todos los días. También dijo que a la montaña (a la sierra de Madrid) solía ir los fines de semana y que a diario iba a correr. El día que no se movía se sentía raro. Dijo:
-    “Es verdad que los días que no hago deporte estoy algo nervioso. Mi mujer me decía, ‘sal al parque a echar una carrerita’. Por suerte el taller que tenía estaba al lado del Parque de la Fuente del Berro que es un sitio donde podía estirar las piernas.”
Tengo ese Parque al lado de casa. Iba mucho hace un tiempo. Todavía voy, pero menos.


Se había jubilado hacía diez años, había vendido el piso que tenía encima del taller, en el barro de La Elipa y desde entonces vivía, como no podía ser de otra manera en un piso cerca de la sierra.
Me dispuse a buscar el sitio donde estuviera el taller. En el google escribí “Carlos Soria tapicero”, como primera opción aparece una entrevista para la revista Desnivel y como segunda la dirección de la tapicería. ¿Que habría ahora en ese local?. Como vivo cerca, al día siguiente pasé por la puerta y me encontré con que el rótulo todavía permanece en el lugar donde tuvo el taller, tal y como aparece en la fotografía. La puerta estaba cerrada.
Nos habremos cruzado por la calle montones de veces.

2 comentarios:

  1. Hola Jaal, llego a tu blog desde otros amigos. Yo también me habré cruzado con este hombre alguna vez entonces porque la Fuente del Berro la conozco bien. Con tu permiso me quedo por aquí. Un saludo.

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  2. Esta historia suena a aquellos sueños que tenemos de niños de conocer a nuestros héroes.
    Ahora nuestros héroes son personas cercanas a nosotros a los que admiramos por sus hazañas y que puede ser que sean vecinos nuestros durante años y no lo sepamos.

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