Puede parecer sorprendente pero estoy en condiciones de decir que el calor del verano se ha terminado para mí. Dudo mucho que vuelva a pasar tanto calor como hoy, salvo que me meta en el horno de un paradero o me vaya a Belchite. No tengo previsto hacer ninguna de las dos cosas.
El planteamiento inicial debía ser conservador. Había quedado con Klass y Martina una hora antes de la salida para definir el planteamiento de la carrera. Sabíamos que la temperatura de hoy en Madrid llegaría a los cuarenta grados. Sabía que la temperatura a las ocho y media era de veintisiete. Corría una ligera brisa.
La salida se daba a la sombra de la avenida Europa y antes de avanzar doscientos metros ya estábamos expuestos al calorón. Había cumplido los preceptos de toda carrera al sol, hidratación, más hidratación, calentamiento aunque esto ya lo traía de casa y bastante paciencia. Empecé a sentir mucho calor en el tercer kilómetro. En el cuarto se hizo insoportable. Klass decía que íbamos demasiado deprisa. Llevaba razón. El asfalto tampoco ayudaba demasiado, decía José Carlos o Sergi de la Casa Extremadura que “ese asfalto recién echado calentaba como si fuera una sartén”. No me percaté del asfalto, sentía cómo el sol recalentaba los brazos, la nuca y no había refresco posible. Todavía faltaban seis kilómetros y la cuesta a punto de subir. Klass me dijo que iba fundido. No pude contestarle. Subimos y hubiera sido la primera vez que me hubiera parado a tan corta distancia . Seguí la estela de Klass como pude. Un poco más allá nos esperaba el avituallamiento. Los kilómetros se me hacían eternos, como si tuvieran tres mil metros o más. Durante los primeros seis kilómetros no hubo sombras, solo carretera de circunvalación, carreristas y sol. Cogí la botella del avituallamiento, me eché la mitad por la nuca y los brazos. El resto me lo bebí poco a poco, difícilmente. Carlos o Sergi también dijeron que “si hubieran dado esponjas nos las habríamos comido”. Sí, nos las habríamos comido.
Los últimos tres kilómetros son por carril bici que transita por un parque con sombra. Pero la maquinaria estaba recalentada. Como almas en pena seguíamos poniendo una pierna delante de la otra. Seguramente por el efecto reflejo, la cara del escaso público no manifestaba animación sino más bien compasión por los carreristas, sentir con ellos. Como ver una procesión más que una prueba atlética. Seguí a Klass que ya en la pista de atletismo aún tenía fuerzas para esprintar. Yo llegué y cual persona afectada por alguna desgracia no me acababa de creer todo el sufrimiento que había pasado en 49' 20''
Después comentamos la jugada con los atletas de la Casa Extremadura. Antes ya había departido con ellos, con el gran Lolo Chus que se estrenaba después de una lesión de cuatro meses, vaya día para reaparecer. Era de ver las sombras debajo de los árboles atestadas de corredores. Unos metros más allá se abría la luminosidad veraniega y desmesurada.
Debo dar las gracias a todos a Martina, al hermano de Klass, a su señora a los fieras de la Casa Extremadura y por supuesto a Klass al que se le puede ver con un carrerista que debutaba hoy. Después de todo este sofoco no hay nada que no pueda aliviar la sonrisa de un niño y eso forma parte de la magia del vivir, que es más que correr.
Pero que haceis corriendo con estos caloressss!!!!
ResponderEliminarjejejejeje, enhorabuena a los dos por la carrera, tiene mucho mérito ponerse un dorsal con la que cayó ayer. saludos para ambos.
Ayer el día hubiera sido perfecto de no ser por el calor que sufrimos, Jaal. Nunca había pasado tanto calor en una carrera y ver a gente que se paraba por eso mismo...
ResponderEliminarPero lo importante es que te conocimos y podemos asegurar que eres una gran persona. Nos vemos otra vez, pero a partir de septiembre (con estos calores yo también me rilo).
Para correr en esas condiciones debes estar muy enganchado a esto del running. Bravo!
ResponderEliminarSi días así son temibles para salir de casa, no te digo nada ya para correr.
ResponderEliminarPues no se hable más Jaime, esta gacela tb mete al fondo del cajón los imperdibles y jura no volverlos a clavar hasta Septiembre, por lo menos. La verdad es que días como el de ayer invitan poco a disfrutar de una carrera. Menos mal que andabas bien acompañado y eso es más que suficiente para mitigar ese Lorenzo infernal.
ResponderEliminarSalud, y buen verano, Jaime ¡
Eso, eso, tú dando ánimos para los locos de Belchite ¿no?; por lo menos ya has terminado de sufrir con el calor (otros tienen todavía deberes). A descansar
ResponderEliminarcorrer en el día de ayer tuvo que ser un infierno... el único objetivo llegar a meta por corta que sea la carrera.
ResponderEliminarLeia el blog de Danae, leo el tuyo mi estimado Jaal, y me doy cuenta que los calores de alla son infernales, pero no hay nada que detenga a los verdaderos guerreros.
ResponderEliminarFelicidades por una carrera mas en tu curriculum hermano.
Recibe un gran abrazo!!!
Solo el hecho de llegar en condiciones es para felicitarte, os tuvo que caer una...
ResponderEliminarBonita camiseta, un saludo
Buenos días
ResponderEliminarNos alegra que te haya gustado tanto la carrera, y que nos hayas dedicado unos minutitos en tu blog. Esperamos verte el año que viene en San Juan 2012.
Un abrazo
Saúl Barahona (C. At. Leganés)
te espero en el burgo... a las 7,30 de la tarde , 35 grados....
ResponderEliminarPues Resulta que compartimos carrera y calores.. aunque no recorrido, por lo menos en la Norte-Sur encontramos alguna sombra por la calle Serrano, y un detalle que me recordó otro post tuyo, el famoso caldo aneto de Navidad en la bolsa de corredor....manda narices!!!! salu2 y seguimos corriendo
ResponderEliminar¿Se acabó el calor? Es que te vas a vivir al polo norte?
ResponderEliminarLa verdad es que correr una carrera con estos calores es de titanes. Y tú eres uno de ellos.
Bueno majo, no te digo nada. Tan sólo que recuerdes que el año que viene corremos con sombrilla. Y lo más importante, llegamos.
ResponderEliminarUn abrazo, Klass.