Pasadas las cuestas de General Ricardos y Eugenia de Montijo, se oye una voz que dice:
- ¡¡Vamos chavales que de aquí a la meta es todo cuesta abajo !!
Y te lo puedes creer si es la primera vez que vas a la Caurca o no te lo han contado antes, pero los correteadores de La Elipa ya se presentaron el año pasado y saben que en la calle Secuoya se encuentra lo mejor de la carrera. Una cuesta como dios manda, no muy larga pero a esa altura de carrera, pasado el kilómetro siete, la pronunciada pendiente hace que los runners suden tinta y piensen por un momento que no sería mala idea ponerse a caminar mientras las piernas recuperan el tono perdido.
Y en ese preciso momento se les vinieron a las mientes las dos últimas cervezas del día anterior clamando venganza. La cuesta de la calle Secuoya depura los excesos y hasta la mala conciencia y resistiendo un poco pudieron ver el final de la pendiente, el final de la calle y seguir, cuesta abajo hasta la meta.
Madre mía que calor !!
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